-Oye.
-Dime.
-Mira,
¿ves esa nube?
-Sí.
-Cuéntame,
¿qué ves?
-Eh...
Nada... Ahora no estoy inspirada y no distingo nada más que una mancha blanca.
-¿De
verdad? No creo que haya que estar inspirado para eso.
-Sí...
¿Qué ves tú, entonces?
-Ahora
mismo veo la cabeza de un mapache con una lanza y un casco romanos.
-Está
cambiando... Ahora veo un camaleón.
-No
te creo. Eso es imposible. ¿Tú te estás oyendo?- Yo sabía que él se oía
perfectamente, pero a mí no me escuchaba.
-Ahora
un castillo con muchas torres, parece de un cuento de fantasía.
-Me
asustas con todo lo que dices.
-Cállate.
-Yo
me callo, pero tú estás loco.
El
tiempo pasaba, igual de rápido que lo hace siempre, aunque aquel momento
pareciera eterno.
-¿Te
imaginas?
-A
ver con qué me vienes ahora...
-Elementales,
ahí arriba. Seres que sean capaces de vivir en las nubes.
-¿Elementales?
-De
la naturaleza. ¿Nunca has oído hablar de ellos?
-Nunca
me han ido esas cosas.
-Son
el espíritu de la naturaleza. Viven en el agua, la tierra, el aire y el fuego.
¿Te imaginas que hubiera alguno que viviera en las nubes?
-¿Eso
no sería algo así como ser al mismo tiempo de agua y de aire?
-Menuda
estupidez.
-Y yo
que sé, si no entiendo una palabra de lo que dices.
-Sólo
imagínatelo. Olvídate de los elementales e imagínatelo.
-No
puedo pensar en algo así.
-Seguro
que puedes. Intenta ver más allá.
-Bueno...
Dime qué tengo que hacer.
-No
hay ningún secreto. Deja volar la imaginación.
-¿Qué
aspecto tienen?
-Eso
es a gusto del consumidor, no me puedo meter en tu cabeza ni darte un papel con
bocetos para que elijas.
-Vale,
vale...
Ahí
lo entendí. Él vivía de una manera diferente a la mía... No, miento. Él
simplemente... Vivía, sabía vivir. ¿Por qué yo no? Él se sumergía en un mundo
completamente diferente al mío. No tenía nada, ni un hogar, ni familia, ni
amigos... Sólo nos tenía a mí y a su imaginación. ¿Cómo podía conformarse con
eso y yo que tengo de todo no? Quiero pensar como él, no debe ser tan difícil.
-Ya
lo tengo, lo he visto.
-¿Qué
has visto?
-No
se puede explicar con palabras, creo. Sólo sé que sería alucinante.- Él se
empieza a reír de una manera muy inocente. -¡Oye! No te rías...
-Es
que me has parecido tan graciosa...
-No
es gracioso en absoluto.
-Me
conformo con eso.
-Yo
no.
-¿Cómo
que no?
-Antes
que imaginarme a esos seres... Prefiero imaginarme que yo soy una de ellos.
-Por
fin vuelas, por lo que veo.
-Imagínatelo
tú, ahora. ¿Cómo crees que sería?
-Mmm...
Me lo pones difícil. Supongo que podría sumergirme en ellas, nadar y poder ver
al mismo tiempo, alimentarme de ellas y que tuvieran diferentes sabores,
deformarlas a mi gusto...
-Para
el carro un momento.
-¿Por
qué? Ahora estaba inspirado, como has dicho tú antes.
-¿Y
si las formas que nosotros creemos que vemos en realidad las están creando
ellos constantemente? Por diversión... o por otra cosa.
-Vaya...
Es verdad.
-Y si
se alimentan de nubes, cuando se las acaban es cuando el cielo está despejado,
¿no?
-Por
esa regla de tres...
-Entonces,
¿dónde vivirían?
-Eh...
-¿Y
cuando llueve...?
-Pues...
-Qué
complicado, me pregunto cómo vivirán...
-Mira
que le das vueltas a las cosas. Parece que no, pero...
-Te
quiero.- Le corté.
Cuando
me giré para darle un beso, no había nadie.
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¡Hola! Aquí traigo el primer relato corto del blog, el que, como dije en la presentación, le da el nombre. ¡Por fin...!
La idea de este relato se me ocurrió hace ya meses, y para que no se me olvidara la apunté en una nota en el móvil. El otro día, en un rato de aburrimiento, empecé a mirar las notas de mi móvil y la vi. Entonces me vino la historia a la mente y la escribí en la misma nota, en un viaje en coche hasta casa. Siempre me ha gustado mucho el tema de lo fantástico e "irreal", (aunque no sé por qué no podría existir, la verdad, ¿no?) y mirar las nubes y ver cientos de siluetas diferentes. Todo lo que dice "él" en el relato son cosas que he visto yo (sí, el mapache con el casco y la lanza romanos, lo juro), o mejor dicho, cosas que he creído ver. El otro día mismamente creí ver a Apu (el de Los Simpsons), una ballena pequeñita típica de dibujos para niños y un águila, entre otras cosas. Siempre relaja desconectar de todo y dejar volar la imaginación, mirar más allá de lo que tenemos en la mano, y en silencio siempre que sea posible. Las nubes, el gotelé de la pared... Cualquier cosa es buena para olvidarte de todo por un rato.
¡Muchas gracias por leer! Si os ha gustado no os olvidéis de haceros seguidores, compartir y comentar, ¡eso me ayudaría mucho!
¡Hasta la próxima!
Geniaal como mantienes el hilo del dialogo y mantienes la atencion del lectorr!!
ResponderEliminarMe has enganchadoo ;)
Me voy a emocionar :')
EliminarEste año voy a publicar bastante, con lo que nos hace escribir la profe de Lengua... Jajaja. Muchas gracias!