miércoles, 2 de mayo de 2018

Hola, Lúa

Hola, Lúa. ¿Qué tal? ¿Estás tranquila allí arriba? ¿Las vistas son buenas? Quería decirte que hace tiempo que no te sueño, y la verdad es que te echo de menos. Echo de menos los momentos oníricos y efímeros en los que vuelvo a acariciar la palma de mis manos con tu pelaje vainilla; los momentos en los que vuelvo a oír tus singulares y apacibles ronroneos caninos, que, resonantes, se me reiteran en las mientes; los momentos en los que te siento real, en los que sé que estás sin que estés, en los que creo que vienes a verme, y momentos en los que, cuando te veo, sé que el momento en que abra los ojos y despierte será un “hasta la próxima”, hasta la próxima alegría que me regale el subconsciente para estar a tu lado. A tu lado para recordarte lo mucho que te echo en falta y la mucha falta que me haces, a tu lado para saber que me quieres decir algo pero tu condición te lo impide, a tu lado para ver en tus sinceros e inocentes lucerillos qué es lo que me estás diciendo sin necesidad de palabras ni ladridos. A tu lado, a secas, porque es ahí donde me gustaría haber pasado mucho más tiempo.